domingo, 23 de diciembre de 2012

La Bruja de la Mina

     La Bruja de la Mina

En la memoria siempre nos quedan algunas vivencias que marcan nuestra niñez. Abro la puerta de mi corazón y allí estoy con mis hermanas y primos, jugando en un bosque de hayas, donde en ocasiones nos reuníamos a merendar.

La noche anterior, mis hermanas y yo apenas dormíamos por la emoción, y también porque, cercano al hayedo había una antigua mina de hierro, donde en su día, se asentaron las familias y mineros que la trabajaban. Según contaba una leyenda, en ese pequeño y abandonado poblado, vivía en soledad, una envejecida y arrugada mujer que vestía de negro, y un largo bastón en el que se apoyaba para socorrer su escasa agilidad. Era la vieja de la mina, a la que popularmente llamaban "la Bruja Fabiola".

El día de campo, tenía la peculiaridad de que mis padres y tíos, entre otros alimentos, cocinaban unos huevos de corral, para luego y una vez enfriados, pintarlos con diferentes caras. Una cara de un Rey, la de un payaso, una rana, la cara de un ogro o la de una bruja... Luego, escondían los huevos en un lugar de aquel mágico y maravilloso hayedo, donde las copas filtraban unos sibilinos rayos de Sol. Allí, junto a mis hermanas y primos, buscábamos con frenesí el ansiado premio que luego había que romper y comer.

Por todo esto y mucho más, mi familia me enseño a admirar y amar la naturaleza, me educaron a respetar a todos los seres vivos y a ser amable con la vida. Ahora y en mi vida cotidiana, ellos, mi familia, incluso "la Bruja Fabiola" reaparecen en mi alentadora memoria y corazón.    J.Rueda


Nota: Esta es la carta que recientemente escribí para un concurso que luego no daba mucho de si... No obstante, quiero aprovechar hoy a colgarla en el blog, Además del texto, he editado una imagen que se acerca a las emociones descritas. Espero que la disfruten leyéndola tanto como yo al escribirla.

´La Bruja de la Mina´ Diciembre de 2012

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